LOS DISANTOS DE FEBRERO
Un “disanto” es un día de fiesta religiosa.
El mes de febrero en España es uno de los más ricos en celebraciones festivas. En esta ocasión nos centraremos en las que tienen lugar durante la primera semana. Para los agricultores, el tiempo que haga durante este mes, en particular durante los primeros días, es muy importante, pues indica si ya ha pasado lo más duro del invierno o si este va a continuar, lo que determinará, en parte, la calidad de la cosecha.
El mes arranca con tres fiestas en las que se combinan aspectos del cristianismo con otros del ciclo de la naturaleza. A estas celebraciones también se refiere el siguiente refrán: “El primero brigidero, el segundo candelero, el tercero gargantero”.
– El día 1 es Santa Brígida (brigidero). La noche del 31 de enero al 1 de febrero se celebraba un curioso ritual que aún se conserva en algunas localidades: los jóvenes tocan las campanas de la iglesia al ritmo del “Tente nube”, un conjuro que librará al pueblo y a sus campos de las tormentas, especialmente de las de granizo (piedra).
“Tente nube, tente tú,
que Dios puede más que tú
Si traes agua, ven acá
Si traes piedra, tente allá”
– El día 2 es La Candelaria (candelero), fiesta dedicada a la Purificación de la Virgen María y la Presentación del Niño Jesús en el templo. Es una fiesta de la luz (candelas).
Para algunos historiadores, el origen de esta celebración está en la antigua Roma, donde la procesión de las candelas formaba parte de la fiesta de las Lupercales, y/o en el mundo celta en el que, por esas fechas, se hacían hogueras en honor a la diosa Brigantia.
– El día 3 es San Blas, quien, según la tradición, salvó de morir a un niño que se estaba ahogando con una espina de pescado clavada en la garganta, por ello es considerado protector de las afecciones de garganta (gargantero). Existe en muchos lugares la tradición de bendecir cintas que después la gente utiliza como gargantilla para protegerse durante el año de enfermedades de garganta. San Blas vivió en el siglo III, fue obispo y mártir.
Volviendo a la climatología del mes de febrero, uno de los dichos más populares del refranero español es: “Por San Blas, la cigüeña verás y si no la vieres, año de nieves” y también: “Año de nieves, año de bienes” que hace referencia a los beneficios de la nieve para el campo. La cigüeña, ave migratoria, regresa de África cuando ha pasado lo más crudo del invierno, pero si es especialmente frío, retrasará su llegada (“Si hiela por San Blas, treinta días más”).
– El 5 de febrero es Santa Águeda (Sicilia, siglo III), festividad de gran tradición en muchos lugares de España siendo especialmente famosa la de Zamarramala (Segovia).
Santa Águeda sufrió martirio y, entre otras terribles torturas, le cortaron los pechos, con lo que se convirtió en la protectora de las mujeres y en particular de las madres lactantes.
Lo más interesante de la celebración de santa Águeda es que se trata de una fiesta “de inversión del orden social”, para muchos reminiscencia del antiguo matriarcado, otros la vinculan con las celebraciones solsticiales de invierno (carnaval), por su parte Julio Caro Baroja relaciona esta festividad con las matronalia romanas.
El día de Santa Águeda mandan las mujeres (las águedas) y, aunque en los últimos años se han dando importantes avances en el campo de la igualdad, este día se continúan reivindicando los derechos de la mujer: en muchas localidades el alcalde le cede el puesto a una “Águeda”, se celebran misas, banquetes y bailes exclusivamente de mujeres. Muchas visten para la ocasión el traje típico de su pueblo o ciudad.
Desde 1227, Santa Águeda se celebra en Zamarramala (Segovia) el domingo siguiente al 5 de febrero: se eligen dos “alcaldesas” que gobiernan el pueblo durante dos días. Después de la procesión y de la misa en honor de la santa, se anuncian los premios: el de “Matahombres de oro” (se trata de un alfiler de oro concedido a personas o entidades que hayan trabajado a favor de las mujeres) y el de “Home bueno e leal” (título que se concede a aquella persona o institución que haya demostrado interés por el pueblo), la celebración termina con la quema de un pelele, símbolo del hombre que es ridiculizado en coplas y versos.
– En las fotos: cigüeña y alcaldesa de Zamarramala con el bastón de mando.