¿Y si jugamos…? 

El juego en las clases de español

Muchas veces he pensado, mientras preparaba mi clase de español, si debía incluir algún juego, y casi siempre tengo alguno preparado por lo que pueda pasar. Y es que el juego siempre ha sido asociado a momentos de placer, diversión y recreación. Si alguien nos pide que digamos lo primero que nos pase por la cabeza al oír la palabra “juego”, ¿qué imagen nos aparece? A mí desde luego que lo primero que se me pasa por la cabeza al oír esta palabra es infancia, niñez, amigos y sobre todo diversión y ocio.

Entonces…

¿Debemos emplear el juego en las clases de español?  ¿de qué manera debemos incluirlo en nuestra enseñanza?

Muchas personas estarán en lo cierto si piensan que el juego no es tan útil cuando pretendes enseñar gramática, vocabulario, expresiones coloquiales… y debo darles la razón si la manera de introducir el juego en la clase de ELE es arbitraria, no tiene unos objetivos claros o está incluido de manera improvisada. Pero, ¿nos aporta algo diferente el uso del juego en las clases?

En mi opinión, el juego en la clase nos puede aportar una gran variedad de posibilidades si lo sabemos usar bien. Desde el simple hecho de usarlo para conocernos en clase y así conseguir un ambiente más distendido hasta el hecho de conseguir que nuestros alumnos desarrollen habilidades lingüísticas eficaces, naturales y llegar a sorprendernos con expresiones que, si no fuera por un posible marcado acento extranjero, pasarían inadvertidos entre los nativos.

Además, con el juego aprendemos a solucionar problemas reales que pueden surgir en el futuro en situaciones reales. Problemas bancarios, con alguna cancelación de viaje, con un problema de salud… porque lo habremos ensayado en clase mediante algún rolle-play, en un entorno seguro, entre risas y camaradería, dado que, en efecto, nos habrá preparado para afrontar situaciones similares, pero en entornos no tan amigables.

El juego es motivador, pero ¿solo debemos incluirlo en la didáctica de la clase por el mero hecho de motivar a nuestros alumnos? Creo que debemos buscar, a través del juego, un conocimiento de la cultura del país, ¿quiénes si no los niños van marcando las diferencias y los cambios sociales que sufre cualquier sociedad?

¿Cuándo debemos echar mano del juego en nuestra clase de español?

Yo diría que siempre que queramos afianzar una estructura gramatical y como repaso al vocabulario estudiado a lo largo del curso, pero también siempre que sintamos que nuestros alumnos estén frustrados o con un gran deseo de abandono, entonces echaremos mano de los juegos motivadores. Y por encima de todo, para hacer un uso del español práctico y comunicativo, en contexto y rodeado de cultura.

Otra de las preguntas que me he hecho a lo largo de mi andadura en este maravilloso mundo de la enseñanza de mi idioma es ¿qué buscamos los docentes cuando introducimos el juego en la clase? No solo buscamos motivar y despertar el interés, con el juego se consigue el objetivo de alcanzar una adecuada competencia comunicativa. Permitiendo al docente el uso, la adaptación y la creación de nuevas actividades basadas en el juego.

Cabe añadir que nos permite usar la misma dinámica en múltiples niveles y necesidades porque son fácilmente adaptables a cada situación, porque jugar no solo es cosa de niños y la imaginación es una poderosa herramienta para la vida.

No quisiera terminar esta entrada sin preguntarme cuáles son las ventajas que podemos encontrar en las actividades lúdicas.

Sin lugar a dudas, una de las ventajas más destacable es jugar con la lengua, los juegos de palabras, el incremento del interés por el aprendizaje del vocabulario sin olvidarnos del desarrollo de la expresión, de la entonación y de la compresión oral y escrita. Todo ello practicado sin la rigidez de las típicas clases magistrales.

¿Jugamos…?